jueves, 10 de abril de 2008

¿Sueñan los perros con praderas naturales?

Aquí estoy, sentada en el comedor, con la chimenea encendida, Bibi durmiendo en su cunita y Hamlet durmiendo a mis pies. Los dos duermen como benditos, cada uno a su manera: ella profundamente, con festival de ronquidos incluídos; él con las orejas tiesas, pendiente pese a todo de cualquier cosa que suceda. Ella es así de tranquila, él es así de inquieto.

Esta tarde me la he pasado casi entera en el salón con ellos, y los nenes han estado durmiendo buena parte de esa tarde. La verdad es que duermen como ceporrillos....

Tanto dormir a veces me hace pensar en si ellos sueñan del modo en que lo hacemos nosotros, o si lo hacen pero de una manera muy diferente. ¿Acaso ellos sueñan recreando las sensaciones que han tenido en sus paseos? ¿Vuelven a oler todo lo que han olido?, ¿a intentar cazar a ese gato que se ha cruzado?, ¿sienten otra vez la agitación de haberse cruzado con otro perro?

Les veo taaaan relajados que me parece imposible que estén reviviendo todo lo que les ha pasado durante los paseos, pero también me parece extraño que puedan pasar todas esas horas con la mente en blanco. ¿Qué les pasará por su cabecita a mis niños?

Cambiando de tema: esta tarde Bibi casi mata de un infarto a un gato. El pobre estaba metido dentro del jardín de uno de los chalets, y como había un muro de piedra hasta media altura no se ha dado cuenta de que Bibi andaba por allí hasta que ella se ha puesto de pie a dos patas y ha aparecido justo delante del pobre gato. Creo que el minino ha batido un nuevo récord de salto de altura hacia atrás....

Hemos tenido un paseo algo agitado porque además del perro tocapelotas que nos ladra siempre desde detrás de la verja de su chalet (es un perro pequeñajo pero que nos ladra como si fuera un rottweiler, y la pobre Bibi se pone histérica), los dos nenes han decidido a ponerse a jugar a las peleas en mitad del parque. Os podeis imaginar el espectáculo, ellos dos saltando y lanzándose el uno contra el otro, cruzándose por delante y por detrás de mí, mientras yo trataba de manejarlos con una correa en cada mano. Me han pisado, se han estrellado contra mis piernas, me han retorcido un poco las muñecas,.... vamos, lo normal de estar en medio de una pelea de titanes.

Bueno, os dejo porque el niño pequeño reclama mi atención metiendo el hocico sobre el teclado; como el cabroncete es tan alto y tan largo, llega a todos lados....

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