jueves, 10 de abril de 2008

Haciendo amiguitos

Menudo día de frío se puso ayer!, en varias ocasiones incluso nevó un poquito, aunque fue más testimonial que otra cosa; vamos, para que alucináramos los que venimos de la ciudad. Como además el temporal venía con unos aires huracanados y helados que dejaban tieso a cualquiera, decidí adelantar un poco el paseo de la tarde para que no se nos hiciera de noche. Así que poco después de las 6 agarré a las fieras y me las llevé a que dieran un paseíto.

Cuando estábamos cerca de una esquina en la Calle Circular (la que rodea a toda la macro urbanización que hay al lado de casa), apareció un lindo gatito cruzando desde el prado hasta la casa de la esquina. Durante el breve momento que se paró en plena calle a mirar lo que venía por ahí, a mis dos angelitos del infierno les dio tiempo a poner las orejas tiesas y apuntar directos al objetivo. Por suerte el minino se escondió pronto.

Yo que ya pensaba que habíamos salvado un momento dificilillo, de repente entendí por qué el gato había saltado echando ostias a su casita: no es sólo que nosotros viniéramos por un lado de la calle, es que acababa de doblar la esquina por el otro lado un señor pastor alemán suelto. Los tres perros, que hace un momento estaban pensando cómo cazar al gato, se quedaron un poco flasheados hasta que el pastor alemán vino flechado hacia nosotros.

A este bichejo ya le conocemos porque nos lo hemos cruzado varias veces. Es de una pareja joven que vive en uno de los chalets, y le suele llevar suelto. Así que por suerte yo sabía que en algún momento alguien iba a llegar para sujetarle. Mientras, se lanzaron un par de ladridos y Bibi hizo ademán de darle un bocado. Sin embargo, cuando llegó el dueño y le puso la correa, las cosas cambiaron mucho.

Mis nenes se quedaron tranquilos mientras el pastor alemán (que creo que se llama Alvar o Naval o algo así) daba saltos intentando jugar con alguno de los dos compis que tenía al lado. Estuve charlando un poco con el dueño de Alvar (hasta que aclare lo del nombre, se llamará así), y Bibi estaba a su bola, y Hamlet moviendo el rabo en un quiero-pero-no-me-atrevo a acercarme. Al final hasta dimos un poco de paseo los 5 juntos, y Bibi ni lloriqueó ni se puso nerviosa ni ladró ni nada de nada.

Cuando llegué a casa aún pensaba en lo flipada que me había dejado esto, porque parecía como si de repente se hubiera dado cuenta de que ese perro no le iba a hacer daño, por lo que se dedicó a hacer su vida normal. Incluso se acercó un par de veces a olisquearle.

De hecho, la debió de dejar tan impresionada que un rato después pasamos frente a un chalet donde tienen un perro mezcla de mastín, que sieeeeeempre nos ladra a lo largo de la verja y yo tengo que hacer malabares para sujetar a mis dos fieras, y en cambio ayer ninguno de los dos le hizo ni caso. Al revés, estuvieron olisqueando la hierba de la acera de enfrente y haciendo un pis, ignorando por completo al perro. No sé, lo mismo les duraba la acción narcotizante del encuentro anterior....

Por la noche estuve disfrutando de lo que siempre había deseado: la chimenea encendida, viendo la tele con S. tranquilamente, Bibi echada en su cunita y roncando a lo bestia, y Hamlet tumbado frente a la chimenea. El pequeño trufa acaba de descubrir que cuando hace frío se está muy bien pegado a la chimenea, y durante buena parte de la tarde-noche de ayer parecía un auténtico perrito caliente.

Luego Hamlet se trajo un juguete para que jugáramos con él, y así estuvimos entretenidas con el bicho, dándole su ración de mimos y de juego.

Por suerte, este noche ha sido un mar de calma, nada que ver con la pasada noche. Influyó tanto que Hamlet estuviera más cansado y con su ración necesaria y diaria de mimos y juegos, como que le puse a la puerta un burlete a lo largo para encajarla bien y que no hiciera ruido si a alguno de los dos le daba por empujarla con la patita....

Ahora les tengo en el salón, porque aún hace un poco de frío para bajarlos al garaje. De vez en cuando se oye un "miiiiiiic", señal de que alguno de los dos está jugando con el hueso kong o con el bocata de hamburguesa que compramos ayer.

Hay veces en que parecen buenos chicos de verdad.....

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