jueves, 24 de julio de 2008

¡Ay, qué calor!

Aplatanados por el calor que por fin ha llegado, los dos peques de la casa se pasan el día alternando posturas: ahora tomo el sol, ahora tomo la sombra. Estoy por ponerles crema protectora en la trufa, no sea que se les queme la naricilla...

Bibi ha descubierto que su sitio favorito del patio es debajo de la mesa, siempre y cuando antes de tumbarse escarbe un poquito para encontrar la tierra más fresquita. Hamlet va alternando los sitios donde tumbarse, aunque cuando la mesa se queda libre tarda poco en robarle el sitio a su hermana mayor.

El nuevo entretenimiento que tienen desde hace unos días es ladrarle a los caballos que han traído a la finca de enfrente. Como son unos atrevidos, se acercan hasta nuestra valla para comerse las ramas de los fresnos, y claro, los perretes se nos ponen cardíacos de los nervios. Ahora parece que ya se han acostumbrado un poco a ellos, porque sólo les ladran cuando pasan galopando por delante o cuando se acercan mucho y durante mucho tiempo a la valla.

Cada día que pasa estoy más convencida de que la niña se nos está acachorrando... Yo que confiaba en ella para que ayudara a Hamlet a portarse como un niño mayor, y resulta que se le está pegando a ella todo lo del pequeño locuelo... Afortunadamente, lo que se le pega es lo mejor que se le puede pegar de él: las ganas de juego. Ahora no es extraño verla venir con un juguete en la boca, o verla jugar con Hamlet a perseguirse patio arriba patio abajo.

Incluso parece que Bibi ha entendido que los juguetes son más divertidos cuando no los acapara sino que los comparte con Hamlet. Al principio era habitual verla acercase sigilosamente a Hamlet y quitarle de un bocado su juguete; luego se tumbaba con él al lado pero sin jugar ni nada. Eso sí, si al peque se le ocurría acercase para intentar recuperarlo, lo que se llevaba eran un par de gruñidos, así que el pobrecillo renunciaba a su juguete.

En cambio, ahora lo normal es ver a cada uno de ellos tirando de un extremo del mordedor de juguete. El que lo gana sale corriendo y el otro le persigue, para volver a empezar con el tira y afloja. De verdad que, sabiendo que ella nunca jugaba a nada, es alucinante verla así. Se le pone hasta cara de felicidad.

Para que lo comprobeis, podeis ver el vídeo que grabé de ella cuando llego a casa. La calidad es bastante mala, porque está grabado con el móvil, pero sí se le aprecia esa carita de niña buena y feliz que tiene en casa. Intenté colgar el vídeo aquí, pero ha habido algún problemilla y no he podido, brrrrrrr...

El vídeo está colgado en el álbum web de Picasa donde tengo todas las fotos de este par de cabecitas de chorlito: http://picasaweb.google.com/scangeles76/BibiYHamlet. Por favor, cotillead todas las que querais, que están ahí para eso. El video que os mencionaba es el último de todos, el que aparece titulado como "Bibi da la bienvenida". Intenté pegar el link, pero remitía a otra foto.... Ains, qué torpe soy con esto de la informática, leche!

2 comentarios:

Eva dijo...

Hola, he visto vuestro álbum enterito... qué suerte tienen la gordi y el peludo!!! lo que más envidia me dá es el jardincito de vuestra casa. Es mi sueño! algún día lo cumpliremos y adoptaré más perrunos.
Un beso.

Ángeles dijo...

Jo, me encanta pensar que en efecto les hemos convertido en perros afortunados.... aunque la suerte es nuestra por tenerles a nuestro ladito, llenándonos de besitos y lametones, jeje.

Nosotras nos vinimos de Madrid buscando otro estilo de vida, y precisamente lo de tener patio era cuestión imprescindible de la nueva casa, para así poder tener a los perros.

¡Espero que ese sueño tuyo se acabe haciendo realidad!